BaRbaRiDaDeS

25.1.04

Trip from hell...

Salimos de San Ber a las 13.15hs dispuestos a pasar no más de 5 horas en el micro... Mi mamá estaba avisada de que debía ir a buscarme a Retiro entre las 17.30hs y 18hs (cosa que obviamente hizo). Subimos al micro y nos sentamos en nuestros asientos, yo adelante (del lado del pasillo, o sea, ni siquera ventana) y atrás (en la última fila de asientos) Sergio (el novio de mi amiga) y Maru ‘la gorda’ (mi amiga). Dos minutos después cuando todavía el micro no había siquiera arrancado, empezaron los problemas: el aire acondicionado justo arriba de Sergio goteaba... Había asientos libres así que se corrieron uno hacia la derecha y todo pareció estar resuelto. Poco después el chico que debía sentarse al lado mío le cambió su asiento a un señor mayor (por no decir viejo) que, como decirlo? Olía (por no decir apestaba, hedía, tenía un olor a chivo que te mareaba). Cuestión que no podía girarme hacia la izquierda porque hubiera muerto en el intento, y no jodo.
Comenzó el viaje. Leyendo, hablando, tomando mate y comiendo uno no se da demasiada cuenta de lo que pasa alrededor, aunque al rato notamos que el micro iba a una inusual lenta velocidad. ‘Es por el recambio’ se oía decir... ‘Seguro que hubo un choque más adelante’ El asunto se tornó grave cuando hacia las 17hs de la tarde nos enteramos que todavía no habíamos recorrido ni 50 km y ni habíamos llegado al primer peaje que te lleva a la ruta... Yo estaba afligida: mi mamá ya debía haber salido de mi casa para ir a buscarme, y viendo la sucesión de hechos dramáticos bien podía yo suponer que no iba a llegar a casa hasta antes de las 22hs... Pobre mi vieja!! Cuánto iba a gastar de estacionamiento en Retiro?? Posta, eso me preocupaba sobremanera, aademás del hecho de que se preocuparía y enseguida pondría hasta al FBI a trabajar en ‘mi’ caso. Preocupaciones aparte, yo temía por mi vida, digo temía morir asfixiada por los olores que emanaban de mi compañero de asiento (a estas alturas el micro sí estaba lleno, porque mientras no avanzábamos un micro adelante nuestro y por desgracia de la misma empresa se rompió y sus pasajeros subieron al nuestro y viajaron... parados!!!) Habráse visto! Ni para ir al baño se podía parar uno, había que sortear toda clase de obstáculos para recorrer el pequeño pasillo: bebés gateando, bolsos en el piso, sombrillas y reposeras... Bizarro...
Entre una cosa y otra se hicieron las 21hs y todavía ni rastros de Retiro... Una hora después, finalmente, llegamos. Obviamente mi mamá no estaba. Llamo a mi casa sólo para recibir sus gritos desesperados, sus comentarios incrédulos frente a lo que le cuento y la temida confesión: había llamado a media ciudad confirmando el horario de salida del micro, a la empresa, a Retiro y sabe Dios a quién más... Le dije que se quedara tranquila que íbamos a tomar un remís a casa y que en poco más de media hora iba a estar de vuelta. Todavía faltaba lo peor.
Salimos a tomar un taxi, cargados de bolsos, bolsas y cajas varias. Llega uno, manejado por un señor africano (parece que la onda ‘Mukenio’ se puso de moda) ‘morocho’ como le decía Sergio. Nos disponemos a abrir el baúl y guardar nuestras pertenencias allí cuando el ‘cuidador’ (¿?) nos dice: ---‘No, pibe, ese no carga. Carga el de atrás’
-‘¿Cómo ‘no carga’?’
-‘No, no esperó su turno. Subite al de atrás’ (n. de la posteadora: ‘el de atrás’ como le decía él era manejado por un gordo pelilargo que venía tomando una latita de no sé qué y que tenía mil cachivaches en el espejo. No way nos subíamos a ese auto)
-‘Yo me subo al que quiero. Quiero que me lleve el morocho’
En este momento el gordo envalentonado por la bebida o por su gran masa corporal se baja del taxi y viene a patotear (latita en mano) al morocho brazuca. Nosotras sentadas en el asiento de atrás ni nos movíamos del cagazo. Típico momento donde uno se pregunta ‘Qué más nos podría pasar?’ Ni lerdo ni perezoso el taxista arrancó dejando atrás al gordo vociferando insultos y palabras soeces.
Ya era bien de noche en Capital Federal. Pasamos por la puerta de mi trabajo, agarramos Córdoba derecho y llegamos a mi casa en media hora. Ese fue el fin de un día agitado. Y un memorable regreso de vacaciones. Las primeras con amigas...

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